sábado, 17 de octubre de 2009

Capitulo 7. El internado

Después de unos cuantos minutos, Alice volvió en si y escucho esas palabras que no deseaba oír.

─ Alice pues… decirte que ya no necesito de tus servicios, esta noche mismo iras a Móstod, el internado mas elegante y fino de Inglaterra.

─ Pero… señora, no puede hacerme eso.

─ Temo que si Alice. —La señora soltó una carcajada maléfica.

Alice no podía creerlo, a un internado, su vida empezaba a destruirse segundo a segundo.

La chica empezaba en ese instante a peñiscarse, haber si posiblemente lo que le habían dicho era un sueño, pero se dio cuenta de que era una cruel y dura verdad.

─ ¿Cómo estas Alice? — Pregunto Sheila.

─ Pues… e estado mejor que ahora. —La cara de Alice mostraba tristeza—

─ Tranquila, intentare ayudarte.

─ Por favor Sheila, no quiero que hagas nada, podrías meterte en problemas. —Dijo la chica angustiada.

─ No me importa, eres mi amiga. —A Sheila se le escapo una lágrima—

─ No llores. —Le dijo Alice. Prométeme algo.

─ Si dime, lo que quieras.

─ Prométeme que cuidaras de Rosalie por mí. No voy a despedirme, seria muy duro para las dos.

─ No te lo prometo, te lo juro. —Mientras decía esas palabras, el rostro de Sheila estaba inexpresivo—

Alice aún no podía creérselo, a un internado, le parecía imposible, pero… estaba segura de que la señora tenía poder sobre ella.

Cada minuto, cada segundo, pasaba todo muy rápidamente.

Alice pensaba en sus amigas, Rosalie, Sheila, las dos se quedarían solas. Alice estaba muy triste y… no quería seguir pensando en eso. Aunque una parte de ella también pensaba en Arthur, iba a tratar despedirse de el, aunque solo lo hubiera visto tres veces contadas. Ella sabía que estaba perdidamente enamorada de el.

Alice no creía que le quedaran solo dos horas en Canadá, dejaría la vida en ese pequeño pueblo donde vivía para irse a la gran y prestigiosa Inglaterra.

La chica dejo de pensar y salio en ese momento de la casa para dirigirse al mercado, tenía que despedirse de Arthur lo más rápido posible.

Una vez allí, vio al chico y lo llamo alzando la mano para que se acercara a donde ella se encontraba.

─ Hola, Arthur. —Dijo Alice tímidamente.

─ ¿Cómo sabes mi nombre, Alice? —Dijo el chico extrañado.

─ Lo e escuchado un par de veces, y tu… ¿cómo sabes el mío?

─ Le escuche a la señora Smith llamarte así ¿Pero… que haces aquí? —Pregunto el chico con curiosidad.

─ Vengo a despedirme, mis padrastros me mandan a un internado a Inglaterra. — Dijo Alice de poco ánimo.

─ Así que… te vas. —El chico puso cara de tristeza—

─ Si, la verdad es que no quiero, pero… estoy obligada y no puedo hacer nada, y eso que tengo más de una razón para quedarme. —Alice se sonrojo al decir esas últimas palabras—

─Pp-uu-ee-ss… buen viaje y… espero volver a verte. —Dijo el chico, con mucho esfuerzo.

─ Yo también. —Alice sonrío vagamente—

La chica deseaba en ese momento alguna señal que le confirmara que a Arthur también sentía lo mismo por ella. Entonces ocurrió algo inesperado. Arthur se inclino hacía delante y beso su mejilla, teniendo sus labios pegados en ella más de tres minutos.

─ ¿A que ha venido eso? —Pregunto Alice.

─ Esa era mi despedida. —El chico se dio la vuelta, y dejo a Alice con la palabra en la boca—

En ese instante todo flotaba para ella, era como si estuviera en otro universo, uno, llamado “amor”

No hay comentarios:

Publicar un comentario